domingo, 25 de septiembre de 2016

Como la mayoría de los fenómenos económicos, sociales y políticos, la globalización en la teoría convence de su benevolencia hasta las mentes más brillantes de las diferentes culturas.  Sin embargo, para el análisis de dicho fenómeno, es necesario considerar los efectos que ha tenido en el mundo. La globalización, como una fase más del capitalismo, aunque bien podría considerarse como el catalizador de los procesos del modelo capitalista, tiene una serie de efectos sociales, políticos, culturales, pero principalmente económicos, efectos que se pueden calificar como más negativos que positivos.

            La globalización ha logrado uno de sus mayores objetivos propuestos, que es la liberalización de los mercados, hoy en día, la libre circulación de bienes y servicios,  así como del flujo de capitales han sido y son vitales para el fortalecimiento de la economía internacional. Sin embargo, los beneficios que la economía global o mundialización ha logrado ha sido desigual entre las diferentes economías, es decir, son las grandes potencias las que tienen el control de la economía mundial, mantienen una hegemonía económica y financiera a través de instituciones que aparentan ser democráticas, como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y  la Organización Mundial del Comercio. La globalización es y será un fenómeno que siempre hará más rico al rico y más pobre al pobre. En este sentido, cabría preguntarse, si la globalización ha beneficiado a todas las economías ¿entonces por qué cuando hay crisis, ésta afecta más a los países subdesarrollados que a las grandes potencias?, sin duda la pregunta se responde por el sentido común, las grandes potencias siguen, en pleno siglo XXI, manteniendo el poder económico y financiero, que a través de la especulación pueden llevar a la banca rota a las economías menos desarrolladas. Hoy en día, las grandes potencias definen e imponen las reglas y políticas monetaria y fiscal al resto de las economías, además imponen el modelo económico que habrán de seguirse para lograr que la globalización tenga mayor alcance y que implique una mayor liberalización de los mercados.

Retomemos ahora la visión que el Fondo Monetario Internacional (2000) tiene sobre la globalización, esto es, “se refiere a la creciente integración de las economías de todo el mundo, especialmente a través del comercio y los flujos financieros. En algunos casos este término hace alusión al desplazamiento de personas (mano de obra) y la transferencia de conocimientos (tecnología) a través de las fronteras internacionales. La globalización abarca además aspectos culturales, políticos y ambientales más amplios…”. Está definición en sí es muy vaga, debido a que en el proceso de integración de las economías no contempla mecanismos que conduzcan a eliminar las asimetrías entre las diferentes economías. No obstante, el objetivo de integración es muy clara en cuanto a que en la actualidad existen muchos procesos de regionalización e integración de las economías para eliminar barreras, principalmente, comerciales.

            El proceso de la integración, sin embargo ha sido muy acelerado en los últimos años y esto se puede percibir en que las economías están cada día más integradas y cada vez son más los productos que circulan en la economía global, pero ello no implica que la economías hayan logrado el mismo nivel de desarrollo, hoy en día, muchas economías siguen siendo dependientes de las grandes potencias y sus deudas externas siguen creciendo de manera incontrolable. En el proceso de integración de las economías, no ha sido posible armonizar las economías desarrolladas con las menos desarrolladas y menos aún ha sido posible integrar totalmente los mercados de divisas y de dinero internacionales. Actualmente mucho países con menor desarrollo siguen basando su economía en la agricultura y la minería, y el poder de la globalización no radica en sí en el mercado de productos, sino en el mercado financiero, y como bien lo señala Chesnais (2005, p.5) la globalización entendido como mundialización “ha significado la instauración de procesos que han conducido a una desigualdad acelerada de situaciones entre continentes y entre países”. Bajo está misma lógica podemos retomar  que “al capitalismo global le preocupa mucho más la expansión de las relaciones de mercado que, digamos, la democracia, la educación elemental o las oportunidades sociales de los sectores subalternos (Sen, 2001, p.9).

            Por tanto, los efectos de la globalización en el ámbito económico ha implicado mayores oportunidades para aquellas economías que controlan los mercados financieros y menores beneficios o nulos para aquellas que no han alcanzado un nivel de industrialización y desarrollo suficiente para competir con los primermundistas.

            En lo que respecta al ámbito social, las repercusiones son consecuencia del nivel de crecimiento y desarrollo económico. Las desigualdades provocadas por la globalización, no sólo se reflejan entre continentes, países o regiones, sino que dichas asimetrías son visibles dentro de los propios países. En México particularmente, dichas desigualdades tienden a ser más notorias al comparar un Estado y otro. Los aspectos más notorios son, por ejemplo, el acceso a la educación, el acceso a servicios de salud y de agua potable. etc. Y en el caso particular de México, el modelo neoliberal ha provocado una mayor desigualdad y mayor concentración de la riqueza. Hoy en día los mercados en México están cada vez más concentrados, basta con mencionar el de las telecomunicaciones, el mercado financiero, etc.  Sin duda, la globalización ha logrado una mayor integración e interdependencia de las economías, pero ello ha sido posible a costa del desarrollo social. Dicho costo representará un problema en el fortalecimiento y sostenimiento de la economía global. La falta de educación, por ejemplo, es sólo una muestra de que la globalización no es equitativa y menos cuando es la herramienta principal para fortalecer la cultura.

            En cuanto al ámbito de la política es imposible decir que se mantiene cierta soberanía de los países para decidir sobre sus políticas económicas y el modelo de gobierno que deben poner en práctica. Sin embargo, dicha soberanía se ha visto también limitado por la economía global y principalmente porque para competir en el mercado internacional es necesario acatar los lineamientos de las instituciones que mantienen el régimen del modelo capitalista global. En este sentido, no es casualidad que en el régimen de la economía global vigente, el gobierno, los órganos e instituciones que debieran regular a los mercados están sometidos por los grupos de presión que representan a los intereses de los grandes monopolios, de está manera se limita el poder del pueblo a decidir a través de su gobierno qué política es la que más le conviene seguir.

            En la cultura, tal vez, es posible destacar que es en donde se encuentra la parte más notoria de lo que podríamos considerar como beneficios, y estos los encontramos a que en la actualidad se tiene acceso a internet, se tiene la oportunidad de ir a estudiar al extranjero, tenemos acceso a las nuevas tecnologías, sin embargo, la limitante para aprovechar todo ello nos conduce a considerar la situación de inequidad de la distribución de la riqueza. Al respecto, es importante rescatar lo que Palmer (2006, p.7) retoma de Vargas Llosa quien mencionó que  “pretender imponer  una identidad cultural sobre la gente equivale a encerrarlos en una prisión y negarles la más preciada de sus libertades –la de escoger qué, cómo y quiénes quieren ser”. Así, hoy en día, la cultura se vive, se comparte y no se limita a un sólo sector, región país, o continente, y la única limitante sería el no contar con los medios económicos para acceder a las nuevas tecnologías, comprar un libro, aprender otro idioma, pagar servicios de conexión a internet, etc.

            Finalmente, se puede concluir que el mercado globalizado ha logrado uno de sus grandes objetivos, esto es, la integración de las diferentes economías, pero a la vez ha conllevado a una mayor dependencia de las economías subdesarrolladas  a aquellas que tienen el poder financiero. Se mantiene una polarización  entre los que tienen el poder en los mercados económicos y financieros y aquellos que sólo sirven para dotar de mano de obra y de recursos para mantener a regímenes que aparentan ser democráticos y garantes de la libertad económica y política. La ironía de la globalización nos ha llevado hasta “disfrutar” y “distraerse” de las comedias que se producen en otros países. La globalización ha permitido además la comunicación en tiempo real a través de las redes sociales, como el Twitter, Facebook, etc. Sin embargo, los efectos negativos y que más perjudican a las sociedades los encontramos al revisar el ámbito de la política, la economía y las oportunidades sociales.

Referencias

Bernal-Meza, R., Masera, Gustavo Alberto. (2008). El Retorno del Regionalismo. Aspectos Políticos y Económicos en Los Procesos de Integración Internacional. Cadernos PROLAM/USP, 1(8), 173-198.
Chesnais, F. (2005). Doce tesis acerca de la mundialización del capital [Versión Electrónica]. Revista Filosofía, Política y Economía en el Laberinto, 1-8. Obtenido el 12 de Agosto de 2012 de http://www.iade.org.ar/uploads/c9fe1949-dcb3-2d7e.pdf.
FMI. (2000). La globalización: ¿Amenaza u oportunidad?   Obtenida el 29 de agosto de 2012, de http://www.imf.org/external/np/exr/ib/2000/esl/041200s.htm
Palmer, T. G. (2006). Globalización y cultura: Homogeneidad, diversidad, identidad, libertad [Versión Electrónica], 1-12. Obtenido el 20 de Abril de 2006 de http://www.elcato.org/publicaciones/ensayos/ens-2006-04-20.pdf.
Sen, A. (2001). Juicios sobre la globalización. Fractal, VI(22), 37-50.